Cómo entrar con buen pie en un nuevo empleo

No importa si se trata de tu primer trabajo o si asumes un puesto que te durará hasta la jubilación. Ser el nuevo requiere un proceso de adaptación que es clave para el éxito de novatos y de los más veteranos.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta, más aun cuando estrenas empleo. Afinar la capacidad de escucha, la prudencia y demostrar una buena dosis de curiosidad pueden ser tus mejores aliados junto con la observación. Recuerda que tú eres el nuevo, el bicho raro que llega a un entorno en el que la mayoría se mueve como pez en el agua.

Y aquí los profesionales hacen tabla rasa. Todos están de estreno, desde el recién titulado que se enfrenta a su primera experiencia laboral, al que comienza su última etapa; pasando por los que están en el ecuador de su carrera o los que se reenganchan tras un periodo como emprendedores. Cada uno tiene su vicios y sus virtudes que conviene limar para empezar con buen pie.

Los novatos.
“No pretendas aprenderlo todo el primer día”. Esta recomendación de María José Álvarez, responsable de proyectos de reestructuración de Randstad, se puede aplicar a todos los perfiles profesionales, pero en mayor grado a aquellos que acceden por primera vez al mercado laboral. No en vano, Andrés Fontenla, socio fundador de Fontevalue Consulting, recomienda a los más jóvenes “evitar la arrogancia y también la excesiva modestia. Lo ideal es situarse en un punto equidistante. Sé como una esponja, observa cómo se mueven las cosas, aprende tu oficio y dalo todo”.

Y, sobre todo, debes ser muy cauto en tus comportamientos. “No es el momento para que vayas paseando de despacho en despacho con tu taza de café haciendo bromas y pensando que así caerás mejor. Opta por una actitud más conservadora, desde tu manera de vestir a tu modo de hablar. Recuerda que tendrás que hacer gala de la profesionalidad que demostraste en la entrevista de selección”, aconseja Aziz Zaghnane, director de márketing de Lee Hecht Harrison (Grupo Adecco).

En cualquier caso, conviene que no te agobies. Muéstrate tal y como eres, sin exageraciones. Y si metes la pata en algo, trata de quitarle importancia. El primer día se permiten ciertas licencias inadmisibles más adelante.

Los ‘senior’.
Los que se enfrentan a su segundo o tercer empleo tienen un punto a su favor: la experiencia. Sin embargo, si este valor añadido no se gestiona de forma correcta corre el peligro de convertirse en la peor de sus condenas en el nuevo puesto. Álvarez se muestra tajante cuando dice que “hay que evitar compararlo con el trabajo o los trabajos anteriores y, por supuesto, decir aquello de ‘sé cómo hacerlo’. Es una actitud lógica, pero el primer día es el momento de observar, no de comparar. Se trata de conocer, no de juzgar los acontecimientos tomando como referencia experiencias anteriores”.

Pablo Urquijo, director general de Experis Perm, está convencido de que hay gente que convierte la experiencia en un vicio: “Los perfiles con cierto poso profesional tienen que demostrar que han tenido resultados y que están preparados para asumir el nuevo puesto. En estos casos se quiere alguien que empiece a trabajar desde el primer día. Cualquiera que llegue con otra idea está condenado al fracaso.

Que nadie se equivoque, hay que actuar con resultados y con cabeza, ser humilde pero desde un punto de vista práctico. Es una mezcla de conocimiento, humildad y sentido común. La empresa quiere soluciones en poco tiempo, demanda un profesional que actúe y tome decisiones desde el minuto cero, aquí no existe un periodo de gracia”.

Y si asumes un puesto de responsabilidad con un equipo a tu cargo, conviene que no lo pierdas de vista. Fontenla advierte de que “tus colaboradores directos son clave para una inmersión exitosa. Ellos tienen más expectativas sobre ti de las que tú mismo tienes. Estudia a las personas, busca aliados y prepárate para hacer frente a los posibles adversarios. Avanza rápido en tu curva de aprendizaje, prepara un plan y asegúrate de ser certero en las primeras decisiones”.

En la recta final.
Si tras una dilatada experiencia accedes a lo que, probablemente, será la antesala de tu jubilación, demostrar tu interés por aprender y por integrarte en un nuevo equipo resulta crucial. Álvarez explica que “lo más probable es que te enfrentes a un equipo de personas más jóvenes, por lo que tendrás que adaptar tus roles a ese nivel de interlocución”. Urquijo llama la atención sobre uno de los grandes errores de este colectivo: el conformismo: “Quienes asumen su última etapa profesional sin hacerse notar se equivocan. Tienen la oportunidad de poner en valor toda su experiencia y no deben perderla”.

De emprendedor a empleado: un viaje de ida y vuelta.
Olvídate de controlarlo todo, de tomar todas las decisiones y de la independencia que ganaste cuando decidiste montar tu propio negocio. Volver al trabajo por cuenta ajena tras ser emprendedor supone caer en las redes de la burocracia. “Sé consciente del juego de intereses que rodea al mundo de la empresa con grandes colectivos, porque los entornos son más políticos que cuando trabajabas por tu cuenta”, apunta Andrés Fontenla, socio fundador de Fontevalue Consulting. Otro de los grandes retos a los que te enfrentas en este viaje de vuelta es el que señala Aziz Zaghnane, director de márketing de Lee Hecht Harrison: “Debes demostrar que eres un ‘teamplayer’.

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