La psicología positiva en el entorno empresarial





Desde el filósofo Aristóteles, padre de la psicología pre-científica, quién en sus aportes intelectuales propuso el concepto «eudaimonía» palabra griega que significa felicidad, han pasado siglos para que la ciencia que estudia el comportamiento humano y sus procesos cognitivos, se dedicará a este tópico de manera científica.

La psicología positiva es la ciencia de la felicidad y esta cada vez tomando posición en el mundo, tanto así que la Organización  de Naciones Unidas (ONU) hace estudios anuales acerca de los países más felices. En su cuarta edición de World Happiness Report 2015, el país más feliz es Suiza, seguido por Islandia, Dinamarca y Noruega. En nuestra región latinoamerica el país más feliz es Colombia, contrariamente los países menos felices son Perú y Brasil. Según el psicólogo Jorge Yamamoto, profesor de la PUCP, manifiesta que Perú y Brasil pese a tener bajos niveles de felicidad en la región, son bastante más felices en comparación con países de Europa Occidental y Asia.




Ahora en las multinacionales se ha introducido con mucha fuerza  el hecho de buscar lugares felices para trabajar, buscando el bienestar y haciendo que el clima laboral sea un activo intangible importante en la cultura organizacional.

Para ello, el Área de Gestión Humana debe generar estrategias para manejar emociones positivas, hacer que los colaboradores se comprometan con sus actividades generando capacidad de flujo y que ellos sientan que sus fortalezas están al servicio de un ideal, que tenga sentido y significado lo que hace, para generar una sociedad cada vez más humana y solidaria.

Es allí donde la Gerencia General, apoyada por la Gestión Humana tiene un desafío relevante, no solo generar un desarrollo sostenible, sino que hacer que sus colaboradores busquen la felicidad en sus quehaceres diarios, que la gratitud y el perdón sean armas para superar las desavenencias inherentes en las relaciones interpersonales, donde más que discutir se pueda aprender a negociar efectivamente. Porque para ningún alto ejecutivo le será extraño saber que la productividad es directamente proporcional a una emoción positiva, alto compromiso y alto grado de significación (sentido que tiene tu actividad laboral).

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