Principios básicos sobre inversiones

Muchas personas suelen pedir consejos sobre cómo invertir mejor su dinero y hacerlo crecer. La mayoría busca instrumentos sin riesgo y se desanima cuando se les dice que no existen.

inversion dinero

Todos los instrumentos tienen riesgo, algunos mucho y otros poco. Los instrumentos que pagan una tasa fija por lo general pagan menos que la inflación. En ese sentido, perder dinero (poder adquisitivo) es una certeza -se tiene la ilusión de que estamos ganando intereses aunque son muy pequeños-, pero en realidad nuestro dinero está perdiendo valor con el tiempo.

No obstante, para el dinero que requeriremos en un corto plazo es lo mejor que podemos hacer (aunque también entre perros hay razas, como coloquialmente se dice). ¿Por qué? Es mucho mejor ahorrar para alcanzar nuestros objetivos de corto plazo que tomar una deuda para lograrlos. Sale más barato y no adquirimos un compromiso con nadie más sino con nosotros mismos.

Desafortunadamente son pocas las personas las que quieren invertir para construir un patrimonio a largo plazo. Es claro que para lograrlo uno debe ir un poco más allá que simplemente pensar en tasas fijas. La única forma de que nuestro dinero tenga un verdadero potencial de crecimiento en el largo plazo es destinar una parte de nuestro portafolio, una proporción del mismo, a instrumentos del mercado accionario. Claro, siempre en un porcentaje que no nos quite el sueño y vaya de acuerdo con nuestra tolerancia al riesgo.

Contrario a lo que se piensa, el riesgo no es el enemigo. Se le puede conocer y se le puede controlar. De hecho, riesgo se define como la volatilidad o variabilidad que tendrá nuestro portafolio. No estamos hablando aquí de perder nuestro dinero: simplemente que su crecimiento no será constante y habrá piedras en el camino.

Nunca hay garantías
Lo primero que debemos saber sobre inversiones es que en cualquier instrumento en el que uno invierta, ya sean acciones, bonos o pagarés bancarios, nunca existe la garantía de que uno obtendrá rentabilidad. Con muchos instrumentos incluso existe el riesgo de perder dinero y terminar con menos que con lo que uno empezó.

Como ya mencionamos, los pagarés bancarios (en su mayoría) prácticamente nos ofrecen la seguridad de que nuestro dinero tendrá una pérdida de poder adquisitivo, pues los rendimientos que pagan son menores a la inflación. En este sentido, no son un buen instrumento de inversión: en lugar de ayudarnos a crear patrimonio, lo destruyen.

Los instrumentos de deuda (de corto y de largo plazo) son como pagarés pero emitidos por empresas, bancos o gobiernos. Pueden tener tasas fijas y revisables y distintos plazos, incluso hasta más de 30 años. Pero una vez que son emitidos, se pueden comprar y vender libremente en el mercado. Esto significa: no necesariamente se deben conservar hasta su vencimiento. El precio al que se cotizan depende de la oferta y demanda (y de muchos factores), por lo cual en el camino pueden subir o bajar de precio, aun cuando sean instrumentos que pagan una tasa fija.

Las acciones son algo distinto, porque en lugar de ser un pagaré (deuda) son un título que representa un porcentaje de una empresa. De igual manera, se cotizan en el mercado con base en la oferta y demanda. Pero uno puede esperar que si la empresa tiene crecimiento (no sólo en tamaño sino también en rentabilidad), sus acciones podrán también subir; es decir, nos permiten participar del desempeño que ha tenido la empresa.

A pesar de que nunca hay garantías, si tenemos la apertura de incrementar nuestra cultura financiera y nuestros conocimientos básicos sobre inversiones, podremos también acrecentar de manera muy significativa nuestras posibilidades de construir un patrimonio con el tiempo. Podremos también aprender a controlar el riesgo y a maximizar el rendimiento esperado de nuestras inversiones, sin que éstas nos quiten el sueño.

Diario El Economista de México
*Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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