¿Para qué sirve el Design Thinking?





Todas las empresas líderes en el mercado tienen algo en común que las diferencian del resto y les permiten cimentar su marca entre el público consumidor: la innovación. Los usuarios están cambiando constantemente, yendo de la mano con la tecnología y el crecimiento de los espacios en las redes sociales, donde se puede intercambiar una gran cantidad de información que influirá positiva o negativamente en el proceso de compra de su producto o servicio.

No todas las marcas están preparadas para este cambio, y es ahí donde el Design Thinking abre nuevos espacios hacia la modernización y la comprensión del público.

Aquello que hoy puede resultar útil, mañana puede quedar en el olvido y registrado como historia antigua.

Un caso cercano: el ya descontinuado Internet Explorer. Al ir incrustado en todas las versiones de Windows, Microsoft pensó que tendría un mercado cautivo y estable. Y funcionó, en un principio, pero con el pasar de los años su ineficiencia y lentitud impulsaron a sus clientes a buscar nueva y mejores formas de navegar en la Web. No por nada Chrome y Mozilla crecieron a un ritmo vertiginoso, ofreciendo cada vez más y mejores experiencia para los usuarios, siendo ahora los dominadores del mundo de los exploradores de Internet.




La competencia dejó de centrarse solo en la reducción de costos y la eficiencia del gasto, sino también en cómo atraer de mejor manera al público. Ofrecerle una experiencia única, irrepetible, un valor diferenciado. Hacer que tus potenciales clientes se sientan queridos, importantes, diferentes puede generar un éxodo desde una marca hacia la tuya. Pero para ello, debes comprender el día a día del usuario, entender a cabalidad el proceso de compra.

La vanguardia de la innovación está liderada por aquellas empresas que están dispuestas a pensar fuera del molde.

Para ello sirve el Design Thinking, implementando la mentalidad del diseño hacia la resolución de problemas. Normalmente, pasamos de «saber» o entender que pasa, a «hacer» o resolver. Sin embargo, el pensamiento de un diseñador añade un paso intermedio: el «crear». Este nuevo escalón es clave para la innovación, para generar nuevas ideas, para implementar una experiencia de usuario grandiosa que impulsará a nuestra marca.

Nunca produciremos nada nuevo pensando y haciendo lo mismo siempre.

Autor: Carlos Murguía – Director creativo Agencia Taste.

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